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lunes, 22 de junio de 2009

Las cajas negras de la autonomía universitaria


Héctor Rodríguez Castro

El pasado lunes 08 de junio, un grupo de estudiantes revolucionarios, progresistas y de conciencia humanista, en pro de la defensa de las verdaderas reivindicaciones estudiantiles iniciaron en la Universidad Central de Venezuela una huelga de hambre en protesta legítima y pacífica a la reducción hecha desde el rectorado de esa casa de estudios, del 16% del presupuesto del Comedor Universitario.

La excusa de las autoridades: la falsa “disminución” del presupuesto otorgado por el Estado, supuesto que ha sido desmentido ampliamente en distintos escenarios de orden estudiantil, político e institucional. Y es que las Providencias Estudiantiles (comedor, transporte y becas) están debidamente garantizadas en el ejercicio económico del 2009, manteniendo el aumento sostenido en materia de aporte estatal que se ha observado en los últimos años.

Esto sin lugar a dudas es motivo de varios análisis. Primero: que las autoridades universitarias utilicen el discurso del ajuste del 6% ordenado por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior sólo para los gastos suntuarios de todas las casas de estudios superiores del país, como pretexto para la reducción del presupuesto asignado para el comedor, es además de un absurdo, una medida que busca generar una enervación de los estudiantes de escasos recursos de la Universidad, que si bien representan la minoría por la amplia exclusión en su sistema de ingreso, son ellos los que se sirven de ésta providencia estudiantil. Segundo: la criminalización de la protesta universitaria. Históricamente los estudiantes progresistas han luchado de forma incansable por las verdaderas reivindicaciones estudiantiles. Las décadas de los ochenta y los noventa fue de sangre para el movimiento estudiantil venezolano, en donde la protesta de circunscribía a hechos como el aumento del pasaje estudiantil, por ejemplo y los estudiantes eran brutalmente reprimidos por el ejecutivo nacional. Quién no recuerda la marcha de los desnudos azules, en donde un grupo de estudiantes pintaron su cuerpo para poder así llamar la atención de medios de comunicación y autoridades, en protesta a la privatización de la educación que adelantaba el gobierno de Rafael Caldera, cuántos muertos hubo en esos años por solicitar el cese a los constantes atropellos a los que eran sometidos los estudiantes universitarios.

El comedor universitario forma parte de esa legítima reivindicación, pero no, las autoridades universitarias actuales se encargan de criminalizar la protesta justa, pero si avalan y financian la logística de marchas en apoyo a una empresa de comunicación privada, que suele culminar en violencia porque sus participantes no respetan las pautas acordadas con los órganos rectores de la seguridad de la nación.

Es un escenario más que absurdo, hipócrita. Y es que el espacio que cobra mayor valor y veracidad, es que las autoridades universitarias desde hace tiempo se deslastraron de su investidura académica para tomar parte protagónica si se quiere, en el juego político nacional. Han entrado abiertamente a formar parte de los dos bloques históricos que componen a la sociedad mundial, quedándose del lado de la defensa de intereses capitalistas, excluyentes, que buscan colocar el dinero y la actividad comercial por encima del valor humano.

Hoy esas mismas autoridades universitarias no sólo deslegitiman la protesta justa, sino que la reprimen abiertamente. Pero debemos estar concientes que eso forma parte del juego político – mediático para colocar en la agenda que los estudiantes progresistas son los violentos, los agresivos, sin prueba alguna, porque se escudan detrás de la tergiversada autonomía universitaria para no dejar entrar a los expertos en investigaciones criminalísticas a evaluar los hechos de violencia que cada vez son más recurrentes dentro de la UCV.

Hoy, luego de haber ejercido la protesta legítima y de haberse retirado por la represión a la cual fueron objeto, el Consejo Universitario decidió en una primera discusión cerrada, la expulsión de dos de los voceros participantes. En una clara forma de amedrentamiento y criminalización de la lucha por las verdaderas reivindicaciones de la población universitaria. Y hoy también, luego de una petición pública aún no se ha hecho del conocimiento general el manejo que le dan las autoridades al presupuesto universitario, ni de las “cajas negras” que se esconden detrás de la autonomía. Pedimos que hagan valer los valores democráticos que dicen son sus pilares fundamentales, para que la UCV siga siendo la Casa que democrática, fiel y legítimamente venza las sombras.


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