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lunes, 6 de julio de 2009

Ser madre en Latinoamérica antes de los 20 años


Por Isabel Soto Mayedo*

La Habana (PL).- La maternidad toca a las puertas del 25 por ciento de las latinoamericanas y caribeñas entre los 15 y los 19 años de edad por la ineficiente educación sexual que reciben desde la cuna.

Los preservativos y otros métodos anticonceptivos son prácticamente desconocidos por las jóvenes comprendidas en ese rango etario, en el cual la maternidad asciende al 76,2 por ciento, cifra superior a la registrada a escala global, equivalente a 52,6 por ciento.

Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y la Organización Iberoamericana de Juventud sugieren que la tasa de maternidad juvenil no guarda relación con la de fecundidad general en estos países.

La tasa de fecundidad general en América Latina ronda el 2,37 por ciento, mientras que en el resto del planeta corresponde al 2,55 por ciento, reflejó el estudio auspiciado por ambos organismos regionales.

La recirculación de la pobreza y de la desigualdad derivan de esta realidad en territorios donde el inicio de la vida sexual muchas veces está alejado del uso de métodos para prevenir o evitar la gravidez, y peor aún, las enfermedades de transmisión por esa vía.

En el mundo en desarrollo, donde la pobreza prima, algunas familias sacrifican la educación de sus hijos con tal de que éstos contribuyan al mantenimiento del hogar. Las niñas suelen ser las más perjudicadas en tales casos, por la elevada demanda de empleadas domésticas.

Las madres menores de 20 años provienen generalmente de los sectores sociales menos favorecidos en el orden económico, suelen haber afrontado más dificultades para acceder a la instrucción y en cientos de casos apenas recibieron esta.

Casi siempre dichas féminas, por consiguiente, procrean y terminan obligadas a asumir la subsistencia de hogares uniparentales, sin opciones legales de protección social.

"El embarazo precoz tiende a llevarlas a abandonar sus estudios, dificultando su inserción laboral, exacerbando las desigualdades de género y potenciando el círculo vicioso de la pobreza", señala el informe "Juventud y Cohesión Social en Iberoamérica: Un modelo para armar".

Estadísticas acopiadas por Advocates for Youth, organización con sede en Washington, indican que lactantes nacidos de madres más jóvenes tienen un aumento de las probabilidades de mortalidad de 77 por ciento en República Dominicana, 69 por ciento en El Salvador, 36 por ciento en Perú y 29 por ciento en Colombia.

Las jóvenes se inician en la vida sexual en edades cada vez más tempranas a nivel mundial. Las que han tenido relaciones oscilan entre la mitad y los dos tercios en América Latina y el Caribe, llega a las tres cuartas partes o más en países del norte desarrollado, y superan las nueve de cada 10 en países del Africa al sur del Sahara.

En algunas sociedades, ello ocurre porque se espera que la chica contraiga matrimonio y procree a una temprana edad. El casamiento ocurre más tarde en otras, pero comúnmente se tienen relaciones sexuales antes de este. Existen también sociedades en transición de una norma social a otra.

Lejos de cualquier regla, son numerosas las repercusiones médicas, económicas y psicológicas de la procreación prematura y los peligros que entraña, tanto para la vida de la madre como para la de su descendencia.

Casi nunca las mujeres casadas con menos años desempeñan un papel activo en las decisiones relacionadas con la fecundidad y tienen pocas oportunidades para capacitarse o trabajar.

Las embarazadas sin matrimoniarse deben decidir si se someterán a un aborto o mantendrán a un hijo por sí solas, en tanto unas y otras siempre serán vulnerables frente a las enfermedades de transmisión sexual.

A ello se suman los peligros que implica para la salud un proceso de esa naturaleza sin estar desarrollado el organismo humano como para enfrentarlo: antes de los 17 años el riesgo de mortalidad materna es mayor, porque el cuerpo no está suficientemente maduro para la gestación.

En Paraguay, por ejemplo, el riesgo de muerte para una adolescente embarazada es 52 veces más elevado que en Estados Unidos. Casi el 20 por ciento de las defunciones de mujeres adolescentes en ese país suramericano son imputables a complicaciones de la gestación o el parto.

Existen jóvenes en el área que, en medio de la incertidumbre ante un embarazo no deseado, tienden a apelar a abortos baratos, tardíos y en condiciones peligrosas, con secuelas para su salud y fertilidad.

Donde esta práctica se hace bajo determinadas restricciones legales, más de la tercera parte de las defunciones maternas entre las adolescentes se deben directamente al aborto realizado en condiciones peligrosas. Tal es la realidad en países como El Salvador, Chile y Argentina, entre otros.

Si el embarazo llega a término, puede desembocar en complicaciones graves y hasta la muerte de la madre, del hijo o de ambos. Los bebés de las adolescentes tienen más probabilidades de nacer precozmente, por debajo del peso normal, o padecer retraso del crecimiento fetal.

Los servicios para las embarazadas y las madres de cualquier edad son bastante inadecuados en gran parte de Latinoamérica, coinciden seguidores del tema, para los cuales la falta de información sobre la importancia de la atención prenatal y los servicios priman en la zona.

El esfuerzo realizado por gobiernos orientados a solucionar los problemas de sus pueblos es loable, mas queda mucho por ganar en relación con estas cuestiones, por cuanto son siglos de atraso en relación con la atención a las mujeres y a la educación de las futuras madres y padres para afrontar de manera responsable la sexualidad.

*Especialista en temas de América Latina y el Caribe.

1 comentarios:

Anónimo,  8 de julio de 2009, 13:03  

Muy buen articulo, muy informativo de esta importatisima tematica. Me alegra que haya personas dedicadas a difundir este tema.

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